...maleta tumbada como un fiel y cansado compañero de viaje.
Atravieso con pasos lentos el frío y el silencio que invade mi casa mientras arrastro un eco como la brillante estela de un cometa.
Me sumerjo en las rutinas: preparo la ropa de mañana, la comida... y siento lo vacío que es todo aquí ahora que sé como suena la felicidad, lo bien que huele y sabe, lo suave que es y la belleza que desprende y que llena mis ojos...

Porque estos tres días he estado con mi felicidad en este mundo. Porque esa felicidad eres tú, Amor mío. Y porque ahora, mientras intento volver a esta vida que no es vida, no soy capaz de hacer sonido alguno para no perder el eco de todo lo que nos hemos dicho esta mañana sin palabras...

Te quiero... Te quiero... Te quiero...