...número que siempre me ronda por la cabeza: 6.754.472. No es el número de una cuenta bancaria en algún paraiso fiscal. Ni el de una combinación de maleta gigante. Ni clave alguna de tarjeta de crédito oro-platino o cuenta virtual de banco cibernético. Ese es el número de patente concedido a Microsoft "amparando los mecanismos o procedimientos para transmitir datos y energía utilizando el cuerpo humano". Es curioso todo lo que se puede patentar ahora. Sobre todo cuando con las patentes lo que se hace es proteger "una invención humana". Si miramos con curiosidad vemos que ya se han patentado virus, secuencias de ADN, nuestra piel y cuerpo... y que a este paso se acabarán patentado planetas, leyes físicas o sentimientos. Todo ello "invención humana" desde el momento que somos conscientes de ellos... o los nombramos... o los vivimos.

Entiendo que empresas como Microsoft, que invierte al año miles de millones de dólares, quieran rentabilizarlo con patentes que le den dinero ahora y en un plazo muy largo. Son empresas.

Pero lo que no entiendo es como se lo van a ingeniar para cobrarme la patente de sentir la energía que me recorre al acariciarte. Esa que pliega el mundo a ese instante, y que hace que ni en los sueños que pueda haber tenido o pueda tener en mil años que viviera, pueda imaginar alguien tan bello como tú.