...por naturaleza y es la sociedad la que le corrompe.

Este axioma de la Ilustración siempre ha estado conmigo. Sobre todo porque los "Ilustrados" burgueses del siglo XVII fueron los primeros pensadores laicos-revolucionarios que anteponían la figura humana a la divina. Llevando la contraria al poder establecido en aquella época atribuyeron las buenas acciones, y que la nobleza y el clero llamaba revelación sobrenatural (Dios), a la acción humana y la racionalidad. Buscaron encontrar la explicación a nuestro comportamiento y nuestra vida en nosotros, no en algo desconocido, y por lo tanto, temido.

Ahora que la burguesía es el poder establecido podemos ir un poco más allá en la racionalidad para hacerlos caer de su pedestal. Ahora, gracias al conglomerado de las Neurociencias, poco a poco podemos ir viendo el funcionamiento de nuestro cerebro. Y no solo a nivel de "hardware" (conexiones y demás), sino también en su faceta de "software" de transformación de procesos químicos en Humanidades.

O dicho de otra manera, que nuestro gran reto es el conocer nuestros códigos de funcionamiento no solo para saber lo que ha sido nuestro comportamiento moral y social hasta ahora, sino para saber los cambios que nos esperan. Y para crear un nuevo marco moral y de pensamiento. Solo con una descripción total del motor que modela nuestra conducta podemos crear una ética objetiva basada en las necesidades y derechos del hombre.

En el fondo, nuestro cerebro luchando por entender nuestro cerebro es la propia sociedad tratando de entenderse a sí misma.