...Hola.

Sé que te parecerá extraño este papelillo escrito, pero he intentando varias veces hablar contigo y no he podido tirar el muro que has levantado a tu alrededor. Como no soy persona que se rinda facilmente he mirado a otro lado y he visto unas grietas en tu forma de leer y he decidido aprovecharlas. Porque prefiero ser aire para introducirme, luego volverme agua y acabar siendo hielo para acabar con los obstáculos que pueden estar poniendo lejos tu futuro... y el mío.

Me habrás visto sentado hablando con las enfermeras o con otros compañeros de "fatigas" o escribiéndote en una pequeña libreta. Y ahora cuando me vuelvas a ver sabrás que no soy un desconocido. Solo soy un amigo que busca ser la ayuda que pides sin hablar... y que busca encontrar en ti la ayuda que necesita para sacar lo bueno que tiene esta desgracia que nos ha tocado. Creo que te llamas Juan. Yo soy Logan. Ya somos amigos.

Un abrazo.

...- ¿Y a esto como se juega?
- Muy fácil. Solo tenemos que saber que número es más grande de los dos que juntemos y ya está... Espera que se lo explique a los demás también.
- ¡Eh! ¡Pero yo quiero jugar primero!
- Ya, claro, pero espera que todos sepamos jugar, nervioso. A ver, ¿dónde habéis puesto el tablero?...

...- Pero yo es que no voy a ser feliz nunca más. No entiendes que yo no podré volver a ser lo que era. Qué mi felicidad se rompió con el médico. Qué prefiero morirme y quedarme con ese momento anterior...
- Mira, Juan, el otro día atropellaron a uno de mis perros. Su vida ha sido feliz. En concreto sus últimos meses han sido los más felices. Ha estado en un lugar donde le querían. Ha estado jugando con otros perros. Ha tenido la libertad que quería. Si lo pienso tal vez se ha ido en su momento más feliz. Se escapó una mañana. Estaba corriendo libre sin vallas ni cadenas que lo sujetasen. Sin dueños que lo regañasen. Todo el mundo era para él. Y un coche lo mató. Según tú era el mejor momento para morir, jamás había estado mejor. ¿Tú crees que el habría elegido lo que le pasó? ¿Tú crees que yo, que lo quería a rabiar, habría elegido lo que le pasó?
- No...
- Pues eso. Mi perro y yo hemos sido felices desde que nos encontramos. Y jamás hubo un momento en que quisieramos cortar esa felicidad porque siempre podíamos hacerla crecer...
- ¿Y me quieres decir que yo puedo volver a ser feliz?
- No te lo digo; lo voy a ver. Como tú...
- ¿El día que te cures nos seguiremos viendo?
- El día que me cure te esperaré fuera para reirnos los dos...





...- ¿Y si ponemos los números así?
- ¡Mola! Yo mientras coloreo esto.
- Venga y yo voy a pegar los números... ¡Mira como quedan!
- ¡Guay! Pásame las brillantinas.
- Que mandona eres...
- Y tú que bobo... Anda dame las brillantinas ¡eh! ¡¡¡Y no te rebeles!!!
- ¡Jajajajaja!
- Grrrrrr.....



...- Estarás contento, Logan. La semana que viene terminas con la fase dura del tratamiento. Ahora solo queda vigilar, ya sabes. Y cuidarse.
- Ya sé. Ahora queda lo mejor: ¡vivir!
- Eso. Aunque de eso me parece que ya sabes.
- Y bueno, queda algo más importante.
- ¿El qué?
- Dar las gracias a todos los que me han ayudado...



A todos vosotros, gracias. Muchas, muchas gracias. Sin vosotros no creo que esto, que soy yo ahora mismo, hubiera llegado a buen puerto.